Desert Dream
Título Original: Hyazgar
Director: Lu Zhang
Año: 2007
País: Corea, Francia
Duración: 126 minutos
Género: Drama
Reparto: Shin Dong-ho, Seo Jung, Osor Bat-Ulzii
Audio: Coreano 2.0
Subtítulos: Español Neutro Seleccionable
Sinopsis
La inmensidad, el vacío, la incomunicación y, a pesar de ello, la pasión, inundan el desierto de Mongolia en el último filme de Zhang Lu, una nueva mirada al drama de la emigración encarnado por una madre coraje que huye de Corea del Norte en busca de una mejor vida.
Zhang Lu abandonó la literatura por el cine para poder así encontrar un camino personal para mostrar al público las impresiones que este mundo le deparan. De esta nueva vía han emergido películas que se adentran en la huida forzada y el posterior choque de culturas que provoca el surgimiento de la incomunicación y la incomprensión, barreras que impiden a los seres humanos relacionarse entre sí.
“Desert Dream” es una pausada y sutil reflexión ambientada en el más absoluto de los vacíos, el desierto, donde la nada se convierte en el testimonio del encuentro de dos dramas unidos por diferentes formas de enfrentarse a la vida: la emigración, la odisea obligada de los que padecen la miseria; y la muerte de la naturaleza, destino desafiado por un hombre dispuesto a luchar hasta el final contra las adversidades.
Tal y como ya hiciera en “Grain in Ear” (2005) su anterior película, Zhang escoge a una mujer para encarnar el exilio. En este caso, una madre coraje que huye de la pobreza que azota Corea del Norte con el fin de encontrar una vida mejor para ella y su hijo pequeño.
La mujer recorrerá el camino contrario al que están predestinados los desterrados y, lejos de buscar suerte en una de las grandes ciudades chinas, buscará refugio en un remoto pueblo de la frontera entre China y Mongolia, dejado de la mano de Dios y abandonado paulatinamente por sus habitantes, rendidos a la desertización que ha convertido sus hogares en yermas tierras.
Nuestra madre coraje deberá hacer frente a la hostilidad de los entornos social y ambiental sin la posibilidad de comunicarse a través del habla.
Pero Zhang Lu pretende ir más allá de lo expuesto en su anterior filme y, no en vano, integra su narración en medio del desierto mongol, en un pueblo prácticamente fantasma en una suerte de homenaje a aquellos que luchan por la conservación de sus tierras para evitar que la desertización se extienda.
De este modo, “Desert Dream” recrea una lucha a dos bandas, contra la naturaleza del ambiente, donde el cambio climático ha auspiciado un aumento de la desertización destruyendo antiguos paraísos; y contra la naturaleza del hombre (el hombre es el lobo del hombre), contra la incomprensión hacia el desconocido y la incomunicación derivada del choque de culturas en sociedades en las que cada vez conviven más etnias.
Zhang construye un pequeño alegato a favor de la convivencia y el desarrollo de los puntos en común que, a pesar de las grandes diferencias, nos unen, a través de una mirada lenta, pausada, sencilla –sobre todo en la puesta en escena-, casi minimalista, pero llena de pasión, mucha pasión.
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